Os voy a hablar de algo importante, un tema que por ahora no pasará de moda ya que no es algo que vaya a cambiar rápido. Y para poder hablaros bien de ello os voy a contar una situación que tuve el pasado 8 de Marzo.
Mantenía una conversación con dos personas, una mujer y un hombre, sobre feminismo. Las dos discrepábamos en varios argumentos con el hombre pero ese no es el caso, la cosa es que en un momento dado la conversación cambió y no me acuerdo por qué terminamos hablando sobre sandías. Sí, sandías.
Entonces hice el gesto de comer una sandía y escupir las pipas y comenté un juego que se hace en Corea. Te vas comiendo la sandía y las pipas que te encuentres las lanzas hacia arriba y tienen que caer en tu cara, mientras más tengas mejor. Al decir esto tanto la mujer como el hombre me miraron como si fuese un extraterrestre, y entonces me dijeron que eso no era algo que debería hacer una señorita. Que las mujeres debemos ser delicadas, femeninas, no unas burras o unas brutas. A lo que yo contesté que eso es sólo un juego y que no tiene nada que ver con ser delicada o femenina. Entonces el hombre intentó convencerme de que tenía razón diciéndome lo siguiente:
¿Ese juego te parece limpio? ¿Te parece algo que harías? ¿Lo harías en un cóctel?
Yo no daba crédito a lo que estaba diciendo, obviamente no es algo limpio tener pipas de sandía en la cara pero no por eso es algo que no deba hacer sólo por ser una mujer. Y claro que es algo que haría, es un juego normal y corriente, pero no lo haría en un cóctel, es algo estúpido preguntar eso. ¿Acaso alguien se pondría a jugar al monopoly en un cóctel? Claro que no, es absurdo, igual que esa pregunta. Es como si yo dijera que me gusta Ágata Ruíz de la Prada y alguien que no le gusta me preguntara ¿irías así a un funeral? Obviamente no. Mirad a las chicas de la imagen ¿os parecen poco femeninas o unas brutas sólo por tener pipas en la cara? Por supuesto que no, se ven hasta monas, inocentes, alegres, contentas; porque son amigas y están jugando, es muy sencillo.
Intenté hacerles pensar de forma más abierta pero no había manera. Ellos no cambiaron de opinión y elegí no hacerles caso y cambiar de nuevo de conversación. ¿Por qué no seguiste argumentando? Podréis preguntar algun@s, pues porque me parecía tan absurdo lo que estaban diciendo y más aún que estuvieran tan seguros de tener razón que me ofuscaba y entonces mis argumentos perdían fuerza; y sinceramente es imposible tratar de dialogar o debatir algo con personas que se niegan a decir que están equivocados o a ver más allá.
¿Por qué me tienen que juzgar según lo que haga? ¿Acaso no importa más quién soy, cómo soy? YO es lo que importo, no lo que haga o deje de hacer. Pero no sólo esas dos personas han hecho mal al decirme qué debo o no debo hacer para que no piensen mal de mí. Todos lo hacemos. Nos han enseñado así, nuestros padres influenciados por los suyos, la sociedad discriminadora, todos tenemos algo de culpa.
¿Quién no ha mirado a una persona de origen árabe y pensado que podría ser un terrorista? ¿Quién no ha juzgado a una persona negra sólo por el hecho de que su piel es más oscura que la nuestra? ¿Quién no ha mirado a una chica que iba vestida con poca ropa y pensado que era una fresca? TODOS. Pero ¿Por qué?
¿Por qué una chica con mucho escote y falda corta es una buscona? ¿Por qué una persona negra tiene que ser sucia o pobre o incluso tonta? ¿Por qué una persona homosexual es menos hombre o menos mujer? La respuesta es sencilla, porque nos lo han enseñado así.
| Pero podemos cambiarlo |
Sólo tenemos que inculcarnos nuevas enseñanzas a nosotros mismos. Cambiar para enseñar a nuestros hijos el modo correcto de ver el mundo. Una chica no tiene por qué ser delicada o femenina si ella no quiere, si no está en su personalidad, debe ser ella misma. Una persona negra no tiene por qué ser pobre, tonta o sucia; su piel es distinta pero sigue siendo un ser humano. ¿Acaso nos parece menos hermoso un tigre blanco sólo por ser blanco? No, al contrario, nos parece una criatura magnífica.
Debemos ver más allá de lo que nos han enseñado, tenemos nuestro propio criterio, nuestros pensamientos, no somos igual a los demás, somos diferentes, únicos y eso no es algo malo. No debemos juzgar ni categorizar a las personas sólo por las cosas que hagan, lo que lleven o cómo sea su piel. Id evitando poco a poco hacer eso, si alguna vez estáis juzgando a alguien pensad en que a vosotros no os gustaría que os juzgaran sólo por cómo os veis o lo que hacéis, que os juzguen por cómo sois, por lo que sois.
Nuestra personalidad es lo que importa, lo que hay dentro de nosotros es lo que se debe tomar en cuenta.
HAKUNA MATATA VIVE Y DEJA VIVIR
Miriam ^^
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